viernes, 12 de octubre de 2012

A mi madre

Hoy día del Pilar hubiera sido el santo de mi madre. La Lela Pilar, pues así la llamó mi hija mayor cuando articuló sus primeras palabras y así se quedo con ese nombre para siempre. Mis padres han sido siempre "los Lelos" para mis hijos, sobrinos y nietos (aunque estos últimos no han tenido la suerte de conocerlos) e incluso para mi hermano y para mí desde que desaparecieron.

Quiero describirla en unas pocas líneas y sin que me asalten emociones ni tristes sentimientos (si puedo). Mi madre tuvo muy delicada salud durante toda su vida, pero aún así era trabajadora, fuerte y animosa, aunque de carácter un tanto depresivo quizá debido a su cardiopatía. Siempre recuerdo mi casa llena de amiguitos y compañeras de colegio jugando y armando jaleo sin que mi madre se enfadara nunca. A pesar de la  penuria de la época se las ingeniaba para llevarnos a sitios divertidos (a mi hermano, a mí y a algún amigo o amiga que se apuntaba siempre).

Con un gran interés cultural poco habitual para el ambiente que nos rodeaba, trabajó como secretaria dejándolo para casarse, como era normal en la época. Creo que en su fuero interno siempre añoró poder trabajar fuera de casa, aunque bastante tenía con lo de dentro.

Apasionada de la música, tengo que agradecerle, entre otras muchas cosas, el haber despertado en mí la misma pasión.

"La Cabalgata de las Valquirias" es el comienzo del tercer acto de la ópera "La Valquiria" de Richard Wagner y una de las piezas que cada vez que la escucho me lleva inevitablemente a recordar a mi madre pues era una de sus preferidas.

Desapareció prematuramente, su cuerpo nunca estuvo a la altura de su mente.

 

Te lo debía, mamá, lela, estés donde estés te recuerdo y te quiero

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